Unos años atrás, determinadas circunstancias familiares nos llevaron a investigar fórmulas para paliar el consumo ansiolítico. Buscábamos opciones naturales y menos perjudiciales para la salud, de combatir dolor articular acompañado por temblores.

Fue comentando esta inquietud con un amigo recién llegado de los Estados Unidos cuando oímos por primera vez sobre el CBD. Nos adentró en el mundo de los extractos de cáñamo que por aquél entonces estaban cogiendo mucha dinámica en el mercado americano.

Conseguir productos similares en Europa era misión casi imposible y mucho menos encontrar información de calidad sobre los cannabinoides y sus efectos. Decidimos profundizar en el tema buscando en fuentes extranjeras y empapándonos de la cultura estadounidense del CBD. Hasta que finalmente, aunque con cierta desconfianza, decidimos dar el paso.

Conseguimos algunos aceites de CBD en Alemania y comenzamos a experimentar… ¡Y cuál fue nuestra sorpresa cuando pudimos comprobar los efectos con nuestros propios ojos! Los temblores fueron los primeros en mejorar y después llegó el alivio generalizado del dolor. ¡Lo habíamos logrado!